Desde la performance desmontamos la mentira del género, que existe sólo como construcción social y termómetro de roles. Desde la acción, desmontamos los binarismos hombre/mujer, hetero/homo, blanco/negrx, joven/viejx, nativx/forasterx, exterior/interior, centro/periferia, global/local.... Jugamos a (des)colocarnos. ¿Quieres probar?

Laura Corcuera

 

 Fotoperformance de La Pocha Nostra. En la imagen, Michele Ceballos Michot (Colombia/EEUU) y Saul Garcia-Lopez (Mexico/Canadá/ EEUU), 2015.

Fotoperformance de La Pocha Nostra. En la imagen, Michele Ceballos Michot (Colombia/EEUU) y Saul Garcia-Lopez (Mexico/Canadá/ EEUU), 2015.

Sigo mi encierro en L´Hospitalet con Isil Sol Vil y Marina Barsy Janer. En dos años, Materic ha albergado dos ediciones del Festival Internacional de Performance Empremta, el 24 Corpologia y múltiples residencias de artistas de acción. Materic, como muchos espacios que no suelen salir en las agendas de los medios de comunicación, se basa en la autogestión, el apoyo mutuo y el pensamiento crítico.

Isil gestiona Materic como un proceso abierto y comprometido con lo vivencial, con lo que pasa por el cuerpo. Equivalencias del campo en la ciudad. Y viceversa. Y los espejos que muestran las bellezas del aquí y del ahora. Y las relaciones de poder. Y un sentir pensar. Y un grito. Un contrapoder poético. Tras casi una semana de ruta, ya habéis vislumbrado la esencia de la performance.

Desde el barrio de Santa Eulàlia (“el nuevo berlín catalán”, dice la prensa cultureta sobre L´Hospitalet), Isil no hace una dirección de programas al uso institucional. Y no es un emprendedor. Sino alguien perseverante y generoso cuyo modo de vida moviliza la práctica de la performance. Sus formas de aproximación a los procesos culturales y a la gestión cultural son multifocales, empáticas y resolutivas. No especula.

Isil Sol Vil –como Joan Casellas, Clara Garí, Dennys Blacker o más allá de esta Ruta del Levante Nieves Correa, Ana Matey, Rubén Barroso o Mónica Cofiño– hace y comparte acontecimientos y procesos culturales.

La particularidad de lo que hacen estas personas con sus espacios y festivales debería ser hoy una referencia ética y estética para curadores y comisarios de arte. Para gestores y programadores de artes vivas. O lo que quede de ellxs. Pero estos referentes viven a la sombra de los circuitos neoliberales que distribuyen expresiones de forma masiva. Motivos diversos que tienen que ver con la economía de la cultura.

¿Qué efecto tienen las estéticas que (re)producimos? No lo dije el día anterior. Marina e Isil se han hecho pareja performativa. Catalunya es su campamento base. Latir. Estos días somos tres. (Nos) miramos. (Nos) escuchamos. (Nos) grabamos. (Nos) activamos. Amor Subversivo. Cuidados eXtremos. Estructuras de afectos, a los ojos, más allá de los ojos, necesidades, sensaciones y creencias compartidas más que cosas racionales. “Ternura radical”, que dicen lxs compañerxs Dani D'Emilia y Daniel B. Chávez. Aquí, ahora, presentes. Tres. Tres mil. Tres millones.

Estamos en un barrio obrero que lee y hace teoría política en catalán. Dinero Gratis y un presentimiento llegan desde una ciudad y tiempo vecinos. La performance y la performatividad no son lo mismo. Puedes decir algo de manera performativa (como Julia Kristeva y Judith Butler estudiaron, “cuando el decir se vuelve hacer”) y no hacer una performance. Pero la acción, la performance en sí misma, es performativa e intencional.

Desde la performance desmontamos la mentira del género, que sólo existe cuando se ejercita en roles. Desmontamos los binarismos exterior/interior, centro/periferia, global/local, hombre/mujer, hetero/homo, blanco/negrx, joven/viejx, nativx/forasterx.... Jugamos a (des)colocarnos. En las calles de L'Hospitalet, cerca del Centro de arte Tecla Sala, la gente percibe la sombra (a)sombrada de tres seres ambiguos que hacen “cosas raras”, no previsibles, no entendibles, arriesgadas incluso.

Guillermo Gómez-Peña y Balitrónica Gómez de La Pocha Nostra. Foto: Manuel Vason.

Guillermo Gómez-Peña y Balitrónica Gómez de La Pocha Nostra. Foto: Manuel Vason.

Pieles hechas de memorias. En el Festival de Performance de Atenas ASFA BBQ, una semana antes del referéndum del OXI en Grecia, 2015, Marina Barsy y yo hicimos un ejercicio con la Pocha Nostra y Guillermo Gómez Peña, que habían llegado de San Francisco para dar el taller 'Cuerpos Rebeldes'. (En los 90, el bufón Jango Edwards usó también este ejercicio y variantes). Se hacen dos filas de personas enfrentadas a dos metros, modo pasillo de 50m de largo. ¿34 personas? Tú te colocas en uno de los comienzos del pasillo mirando el final. Cierras los ojos. Corres hasta el otro lado. Corres con los ojos cerrados. Sientes, ves tus miedos. Vuelves a repetir el ejercicio. Esta vez puedes hacer lo que quieras (ojos cerrados): hablar, reír, cantar, dar volteretas, tocar a las personas que de las paredes... Lo que sale de ese ejercicio no tiene descripción sencilla. Son intuición y sincronía unidas. Una prueba empírica de que todo está interconectado y de que se trata de saber quién eres tú.

Centro social L'Astilla de L´Hospitalet. Conciertos, performances, mercadillo y cervezas. El punk y las pulsiones que nos permiten rasgar el telón. El ciberfeminismo, lo trash, el latido protesta de algo auténtico. Algo de verdad. Muy variado. Fuerte. Quizás revolucionario. La esencia revolucionaria de la performance o cómo seguir haciendo arte de acción en el siglo XXI.

Cuando cruzo de L´Hospitalet a Barcelona, no sé que me pasa. La intelectualidad, Santa Eulàlia o el cava. Veo cerdos voladores que hablan en inglés y catalán al mismo tiempo. Veo un mapa del Levante ibérico y la cara de medio millar de artistas de acción que me saludan. Fantasía y performance.

Quienes hacen performance conceptual se fijan en gente como Esther Ferrer o Dora García. Quienes hacen performance punk y postporno se fijan en personas como Annie Sprinkle o Guillermo Gómez Peña. Para poder pasarla, primero hay que leer la página.

Barcelona, 2013. La Pocha Nostra, el grupo de performers chicanxs queer de EEUU, activa el Macba con su taller Corpo Insurrecto 3.0. El ritual chamánico, la decolonialidad travestida de espectáculo, la pedagogía radical y lo queer. Aquello fue el chispazo que volvió a prender un territorio. Fue un éxito porque era Barcelona. La Pocha llegaba y accionaba tejidos sociales sobre un terreno cultural cultivado a fuego lento durante una década. Disidencias estéticas, el Queeruption Karcelona 2005, la (re)presentación de la diversidad y los orgullos críticos.

Sexus 3 (Part 1), de la Quimera Rosa. Foto de Rodrigo Van Zeller

Sexus 3 (Part 1), de la Quimera Rosa. Foto de Rodrigo Van Zeller

Aparecen desde Atenas las caras de María F. Dolores, TinaLeTina y las Quimera Rosa. Todas vivieron en Barcelona entre 2004 y 2013. También Idoia y karolina de Go Fist Foundation, Diana J. Torres la Pornoterrorista, ArmsIdea y su pornocapitalismo desde Valencia (ideadestroyingmuros), María Llopis, Girls who like porno y otras tantas que se curraron las sexualidades y las hicieron públicas en acciones artísticas y políticas. Manifestaciones, performances, talleres, ciclos como la Muestra Marrana, vídeos y otros materiales autoproducidos. Las prácticas se mezclan en Barcelona. Emergen acciones y procesos de investigación que vinculan la corporalidad, las sexualidades, la desobediencia y los afectos a las ciencias y biotecnologías descolonizadas. Son expresiones conectadas con el movimiento hacker queer transfeminista (Jelly Pin, Gynepunk, proyecto Transplant de Quimera Rosa...), hasta acciones poéticas contestatarias (Txus García, La Chava Guerrita, Samuel Hereza, Graciela Contreras...)

En 2008, Barcelona se convirtió en un foco del postporno performativo, por ponerle un nombre. “Barna”, vinculada a las ciudades de Berlín y Londres, dio cobijo a una constelación protestona y diversa crecida en los movimientos sociales de base lgtb feministas, okupas, anticapitalistas, antifronteras, antifascistas (y anarquistas) en la primera década del s. XXI. Lucía Egaña documentó parte de aquel proceso en Mi sexualidad es una creación artística y liberó la película en internet.

De las muestras marranas y los centros sociales okupados (La Hamsa, La Casa de la Muntanya, Can Vies, Can MasDeu, M.A.M.B.O...) pasando por la Floresta, los parques, las ramblas, la Barceloneta, el puerto, los bares y los pasillos del metro, hasta el arte conceptual, el absurdo, lo híbrido, lo tecnopolítico y la institución. Un universo paralelo al Centro Arts Santa Mónica, Hangar, CCCB, Fabra i Coats, Macba, la Fundació Miró, La Tapiès o la galería cacatúa. En 2014, en la Fundación Antoni Tàpies, Dora García, performer vallisoletana habitante de Bruselas y Barcelona, reinventó los 18 Happenings in 6 Parts de Allan Kaprow. Todo se mezcla en la esquina Oeste del Mediterráneo.

¿Queda claro? Barcelona es una ciudad con una genealogía propia en prácticas culturales contrahegemónicas. “Escriba el nombre de Ocaña tres veces: Ocaña, Ocaña, Ocaña”. En la plaza del Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) bebo cervezas que venden los lateros bangladesíes para la Damm Estrella y me voy hasta un bar de bolleras del Paralel.l.

Isil, Marina y yo nos juntamos allí con Joana G. Grenzner, Joan M. Gual, Laia, Natlunar, Lucía Egaña y Pablo Martínez. Esa noche se unen el activismo feminista queer prosex, el periodismo, la investigación, la práctica artística y la gestión cultural independientes. Independientes de qué y de quién. Chupito. Cerveza. Chupito. Por las conjunciones. Vayamos al Raval.

Joan M. Gual explicó en su tesis que el barrio del Raval (o barrio Chino o Distrito Quinto) es un “paisaje de excepción” que tiene un triple origen. “Puede ser pensado como una geografía de las diferencias radicales, es decir, como un territorio urbano donde resulta pertinente la reflexión sobre la norma y la excepción, sobre la ciudadanía normativa y aquellas formas de ciudadanía excepcionales o que quedan fuera del concepto de ciudadanía mismo”. La historia del Raval también está vinculada a la historia de la cárcel y a ese paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control que describió el filósofo Gilles Deleuze. “El Raval pasó de albergar la prisión en el cambio del siglo XIX al XX, a ser uno de los espacios más vigilados de la ciudad durante el paso al XXI”. En tercer lugar, El Raval es el territorio de la ciudad en conflicto más filmado y fotografiado: desde La Bomba del Liceu (1893) hasta la emisión de Ciutat Morta en TV3 (2015). Un recuerdo a Patri Heras, amiga de aquellas activistas performers que vivieron en Barcelona entre 2005 y 2012.

Todo es tan intenso como efímero. En la madrugada Isil, Marina y yo pululamos por El Raval antes de regresar a la otra ciudad: L'Hospitalet. Nos despediremos en pocas horas.