VECINAS es un proyecto que iniciamos desde la redacción con la arquitecta Zuriñe Burgoa y las compañeras de Histeria Kolektiboa. Hemos trazado el mapa del barrio y, a través de sus calles, hemos conocido historias apasionantes. Pudimos conocer un poquito más a Bego, que nos llevó hasta Marta que, a su vez, nos acercó a Mertxe; estuvimos con Khaira y con Rosa, y, hace poquito, nos enamoramos de la historia de Belén. Nuestras vecinas son las compañeras de ELLAS, que pidieron a las mujeres de la zona que abrieran sus álbumes personales y Bastardas, el grupo de teatro y performance que puso piel a las historias que nosotras contamos.
La txispa de Bego
Hablamos con Bego, conocida como La Txispas, sobre cómo ha cambiado el barrio bilbaíno de San Francisco en los últimos años. Inquieta por naturaleza y muy cañera, Bego nos ofrece su mirada feminista sobre este barrio en el que caben muchos, pero no cabemos todas.
Ella, quién si no Bego, nos lleva a conocer a Marta, la discreta
Marta, la discreta
Recordamos con Marta, a sus 85 años, cómo fue ejercer la prostitución en Las Cortes,
la calle de Bilbao más conocida como La Palanca, en la que las luces de neón siguen brillando,
pero, ahora, sin tanta fuerza
Lo que enseñan las calles y lo que sabe Mertxe
La salud de 'Marta, la discreta', es tan frágil como su memoria. Recuerda retazos de su vida y duda de algunos de ellos, pero es sorprendente cómo hila algunos detalles y cómo no titubea al dar algunos nombres: “Había una mujer, Mertxe, que nos invitaba a bajar a un local que tenían en Bailén a charlas. Luego, nos daba condones que repartíamos entre las compañeras”.
Las putas que clamaron por María Isabel
En los 70, las reivindicaciones de los presos considerados ‘comunes’ o ‘sociales’ sonaban con fuerza en el Estado español. En noviembre de 1977, en la prisión de Basauri, María Isabel Gutiérrez Velasco aparecía muerta en su celda. Las prostitutas de la ciudad se unieron a las protestas para derogar la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y denunciar así la muerte de su compañera.
Los barrios de Khaira
Khaira habla con pasión de la escuela en la que estudian sus dos hijos. El Colegio Público de Miribilla, el que corresponde a los y las vecinas de San Francisco, sufre el mismo abandono que el resto del barrio. Mientras en el patio no empiecen a hacerse festivales de música moderna es probable que sigan conviviendo con las goteras. Las instituciones públicas ignoran las necesidades de los niños y las niñas que viven, crecen y sueñan en el corazón, herido, de Bilbao. Khaira forma parte de la asociación de madres y padres del colegio, una organización intercultural, formada principalmente por mujeres, que se enfrentan con firmeza y de cara no sólo a las instituciones sino también a la propia dirección del centro: “El colegio se nos cae a cachos. Nos están vacilando con pequeños parches”. Los culpables del desamparo no deben saber a quién se enfrentan. Los recursos, la calle, el desparpajo y la valentía de Khaira son solo algunas de las herramientas con las que se enfrenta a su objetivo: una escuela digna para su barrio.
Rosa y los callejones
Rosa ya no vive en el barrio, pero lo conoce con todo lujo de detalles. Nadie que conozca ahora Bilbao La Vieja se creería que habla de la misma zona. Sus referencias son completamente distintas a las que tendrán hoy las vecinas más jóvenes. Rosa habla de una mina, de pasadizos, del callejón de Cantarranas y de una plaza que no se parece en nada a la de ahora. Busca en el mapa sus escenarios, pero no los encuentra todo: los recuerdos de una niña no caben en los fríos planos. Apenas queda nada de los rincones que ella recuerda de aquel barrio de callecitas y callejones. Saltando un pequeño muro cualquiera se podía colar en su casa.
Belén se hizo fuerte en la carcel
Belén tiene 48 años y tres vidas. Aquí nos habla de las tres y de su barrio, San Francisco, en el que ya no vive, pero donde siguen pasando las cosas más importantes para ella.