Rosalinda es una parte imprescindible del alma de K'inal Antzetik. Ahora, habla con naturalidad de su condición como lesbiana, pero no siempre ha sido así. Reconoce, aunque después de conocerla parezca mentira, que le costó muchísimo: primero, aceptarlo; luego, contarlo en su entorno. Pero ahora sabe que tiene derecho a decidir con quién y cómo quiere compartir su vida. Ella ha decidido hacerlo con mujeres. "Ser lesbiana en una comunidad es un proceso de aprendizaje", que, para Rosalinda, merece mucho la pena.