K'inal Antzetik no se parece nada a Súkubo y hay que echarle demasiada imaginación para encontrar analogías entre Vitoria-Gasteiz y San Cristóbal de las Casas. El castellano que se habla es bien distinto; nadie recuerda mangos tan sabrosos en la capital vasca y en San Cristóbal no se queda para ir de potes [Tradición vasca de quedar en grupo para ir de bar en bar] . Las diferencias son notables y muy evidentes, pero buscar las similitudes se presenta, también en este caso, como una actividad apasionante. Más aún si se trata de entender cómo es el movimiento lesbofeminista de ambas ciudades, cómo se organizan sus activistas y cómo viven su realidad lésbica aquí y allá. Sin intención de sentenciar ni construir un relato único sobre lo que significa ser lesbiana en ninguno de los dos territorios, resulta fácil intuir que los problemas son, simplemente, parecidos. La lesbofobia toma formas distintas en cada lugar y momento histórico, pero sus consecuencias configuran siempre la realidad de las lesbianas que la padecemos. Es difícil no construirse en relación a una identidad, la lésbica, todavía denostada incluso en lugares en los que los derechos civiles más básicos ya se han logrado. La igualdad formal no es sinónimo de reconocimiento y la falta de medidas legislativas no siempre es síntoma de desigualdad.
K'inal Antzetik, que en idioma tseltal quiere decir “Tierra de Mujeres”, es una organización civil dedicada a acompañar procesos organizativos de mujeres, principalmente indígenas, en el suroeste de México. Para cualquier lesbiana, las instalaciones de la organización son su casa. En ese espacio se reúnen las miembras de Las Chamanas, un colectivo de lesbianas feministas autónomas de Chiapas y Yucatán. Desde el telar en el que trabaja, Verónica mira seria a la cámara. Nadie podría intuir miedo en su mirada, pero cuenta cómo un miembro de su familia intentó abusar de ella cuando supo que era lesbiana y el miedo atraviesa la cámara. En su comunidad, la noticia aún no ha estallado. Sabe que cuando suceda, el rechazo será frontal, pero Verónica, ahora, disfruta de su vida. “Me amo así”, dice. No es el único relato emocionante de los que podréis encontrar en el vídeo que acompaña este proyecto: ‘Identidades lésbicas más allá de las fronteras’
En Vitoria-Gasteiz, los colectivos de lesbianas pasan por momentos muy distintos. Las compañeras de 7menos20, tras diez años de andadura, están pensando en parar; Pikarrai desapareció sin fiesta de despedida; las de Gaztelesbos [Lesbianas jóvenes] ya no son jóvenes, pero siguen peleando; la Asamblea de Lesbianas de Álava hace años que no está activa. Pero, de una manera o de otra, todas siguen vinculadas al activismo. Cambian los tiempos y cambian los ritmos, pero la necesidad de tener espacios propios para reivindicarse lesbianas sigue presente en todas las entrevistadas. Todo ha cambiado mucho en Vitoria-Gasteiz, pero nada ha cambiado lo suficiente.
Este trabajo de K'inal Antzetik y SETEM Hego Haizea pretende servir para tejer puentes entre las mujeres lesbianas de San Cristóbal de las Casas y las de Vitoria-Gasteiz. Para ese ejercicio, sin embargo, no hemos contado con arquitectas sino que simplemente nos hemos acercado a algunas de ellas. En este documento podréis encontrar una pequeña muestra del activismo lésbico de ambos territorios, sólo una pequeña muestra, que esperamos que sirva para construir, con el tiempo, un relato más complejo y exhaustivo de cómo las lesbianas se organizan, viven, luchan y hacen frente a los obstáculos que el sistema heteropatriarcal pone en nuestro camino.
Gracias de corazón a todas las mujeres que habéis querido donar parte de vuestra memoria a este proyecto colectivo, que habéis repasado vuestras fotos viejas y buscado entre vuestros trastos carteles y lemas; gracias a las que habéis participado en los talleres de escritura creativa, con cierto pudor y mucha valentía, para que nadie tenga que escribir por vosotras cuál es vuestra vivencia lesbiana. Gracias a todas vosotras porque, todavía hoy, la falta de genealogía y memoria lésbica sigue siendo uno de los principales lastres que acarreamos. Ojalá este proyecto sirva para poner en valor nuestras vivencias. Porque es nuestra manera de amar y vivir la que va a cambiar el mundo.