Gigantes y cabezudos

“El activismo me lo ha dado todo: mi propio espejo y la imagen de lo que soy”. Boti fue, después de Beatriz Gimeno, la segunda mujer presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), cargo que le llegó por perseverancia. La reafirmación de su orientación sexual fue tardía, a los 50 años —ahora son 70— pero poderosa. También fue la primera lesbiana visible candidata al Congreso de los Diputados por el partido Izquierda Unida. Un lema resume su lucha: “Podemos tener historias duras, pero no cobardes”.

Su construcción como lesbiana fue “al tuntún”. Su educación tradicional la hizo caer en arquitecturas de amor romántico, y supo “lo que sobraba y lo que faltaba” de ese aprendizaje gracias a entrar en colectivos. “Como muchas, acudí perdida a la librería Berkana y de ahí a COGAM, donde me reafirmé como lesbiana y me sentí cómoda en esos zapatos”. Admite que poner el acento en la ele de lo LGTB ha costado, porque “los gays ocupaban todos los espacios, los físicos con saunas y bares y los teóricos con su mayor visibilización”, e incluso esa generación entiende la edad de manera distinta: “Ellos forman parejas intergeneracionales, hasta para follar o irse a tomar una copa; nosotras seguimos algo recluidas”.

Esos zapatos en los que se encontró cómoda recorrieron la Chueca que “nos dio fuerza y un sentido de colectividad” aunque, tras más de veinte años pisándola, reconsidera como “paradigma pero falso espejo, porque todas las calles tienen que aspirar a ser Chueca”. Ese barrio se formó con la visibilización de muchas, “poniendo la cara aunque nos la partiesen», «Aunque te diré que más que nada me he llevado muchos aplausos, admiración y cariño hasta de las tiendas del barrio, de abuelas que me agradecen facilitar la salida del armario del nieto”. Lo más importante de este proceso de reapropiación individual, para ella, es “revestirte de dignidad. Cuando levantas la cabeza orgullosa, la gente lo nota”.

Ahora Chueca se ha poblado de una nueva generación “con más formación y más feminismo”, de la que, sostiene, se ha enriquecido y con la que hay “una gran retroalimentación”. Por si alguna de esas recientes —o previas— generaciones se sintiesen perdidas en el mapa que aspira a expandirse, Boti las ubica y les recuerda: “Eres como amas y como sientes, no te mereces ser tú misma en un espacio tan reducido como un armario”.

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