5 cosas que hemos aprendido de las defensoras de derechos humanos

Fiona Montagud O’Curry, de Calala Fondo de Mujeres

 

Desde 2011 apoyamos el trabajo de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras). Poco a poco, gracias a su gran trabajo de análisis y construcción de conocimiento, hemos ido empapándonos de su propuesta. Así, hemos descubierto que, mientras conseguíamos recursos para apoyar su trabajo en Centroamérica y México, teníamos mucho que aprender de ellas como feministas del Estado español. Hemos resumido estos aprendizajes en cinco, aunque seguro que podríamos ampliar la lista a bastantes más.

 

1. 

Nosotras somos defensoras

¿Perdón? Yo pensaba que éramos activistas. Creía que fuera del Sur Global no podíamos hablar de defensoras y defensores de derechos humanos, ya que los contextos en los que trabajamos no son tan dramáticos y no enfrentamos ni de lejos los riesgos que enfrentan las compañeras de otras regiones del mundo.

Pues bien, esto no es así. Defensor/a de los derechos humanos es toda persona que, de forma individual o junto a otras personas, actúa para promover y defender los derechos humanos, tal y como nos lo explican desde Naciones Unidas. En concreto, como la propia IM-Defensoras explica:

 

El término defensoras de los derechos humanos incluye a las mujeres y las personas trangénero, transexuales y travestis que se identifican como tales que, individualmente o en asociación con otras, actúan para promover o proteger todos los derechos humanos, incluyendo los derechos de las mujeres. Se trata de mujeres activas tanto en la defensa de los derechos humanos de las mujeres como en la protección de toda la gama de derechos, ya sean civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, sexuales y reproductivos. Nos referimos también a las mujeres periodistas y comunicadoras que trabajan por el derecho a la libertad de expresión”.

Ajá. Así que, si soy parte de una organización que promueve los derechos de las mujeres, soy defensora. Si soy una periodista que defiende la libertad de expresión, soy defensora. Si soy una abogada que defiende a una mujer que vive una situación de violencia machista, soy defensora. Si me manifiesto por el derecho al aborto, soy defensora. Si soy una activista ecologista, soy defensora. Si defiendo los derechos de las personas LGTBIQ, soy defensora.

 

2.

Es estratégico identificarnos como defensoras

Ya tenemos otras palabras con las que nos identificamos cuando hacemos nuestro trabajo. La palabra ‘activista’ tiene mucha fuerza, y más aún si le sumamos ‘feminista’. Entonces, ¿por qué identificarnos como defensoras de derechos humanos?

En primer lugar, nos empodera. Hace poco una compañera migrada nos contaba cómo para ella había sido determinante pasar de reconocerse como víctima de violencia machista a identificarse como defensora del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias. Esto había supuesto para ella un antes y un después en su autoestima y en su manera de situarse en el mundo.

En segundo lugar, nos da legitimidad y pone en valor el trabajo que hacemos ante determinados interlocutores. Lo saben bien las compañeras de la iniciativa #Somdefensores. Esta ha sido una de las primeras ocasiones en las que activistas del Estado español, en este caso de Cataluña, se han apropiado del término, y lo han hecho para recoger y atender las vulneraciones de los derechos humanos del pasado 1 de octubre con ocasión de la celebración del referéndum de independencia.

En tercer lugar, porque nos permite acceder a recursos y mecanismos de protección para defensoras. Nos referimos a recursos económicos, como las ayudas que ofrecen organizaciones como el Fondo de Acción Urgente para los Derechos Humanos de las Mujeres o Front Line Defenders. Pero también nos permite acceder a mecanismos de Naciones Unidas como la Relatoría Especial sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos.

Precisamente a comienzos de noviembre nos visitó el actual Relator, Michel Forst, quien nos explicó sus métodos de trabajo. En concreto, nos habló de la posibilidad de presentar comunicaciones de casos individuales en los que los derechos de las personas defensoras han sido violados. Si el caso se enmarca dentro del mandato del Relator, hace las correspondientes comprobaciones e inicia una consulta con el Estado en cuestión. El Relator también elabora Informes que pueden convertirse en una herramienta muy útil para nuestro trabajo de denuncia e incidencia.

 

3.

Como defensoras sufrimos agresiones en el ámbito público

Ya sabemos que hay defensoras en nuestro país. ¿Pero hay agresiones a defensoras? El análisis feminista y todo el conocimiento de la IM-Defensoras nos hay ayudado a entender que sí. En un trabajo colectivo con otras organizaciones feministas hemos identificado varias tendencias.

Por un lado, la criminalización a los movimientos sociales en general, reforzada tras la aprobación de las Leyes Mordaza, y al movimiento feminista en particular. En el marco de las protestas contra la reforma de la ley del aborto que tuvieron lugar en 2013 y 2014 identificamos al menos ocho casos de detenciones, apertura de causas penales y condenas contra activistas feministas, como el de la Guerrilla Abortista, por el que se imputó a 28 personas.

Actualmente sigue abierto el caso de las tres activistas sevillanas del Santo coño insumiso, que se enfrentan a delitos contra los sentimientos religiosos y de incitación a la discriminación y el odio, con penas de uno a tres años de prisión y multa de 3.600 euros cada una. En una situación parecida esta otra activista de Málaga por hechos similares. Detrás de estos casos están las denuncias de grupos conservadores y ultracatólicos como la Asociación Española de Abogados Cristianos. Y siguen ocurriendo nuevos casos, como el de las 10 personas activistas que van a ser encausadas por la manifestación en Sevilla contra el autobús de Hazte Oír del pasado mes de marzo.

Por otro lado, están las amenazas, insultos y campañas de persecución online que viven feministas con un perfil destacado en medios online y redes sociales. Los casos son numerosos, y se dan tanto contra personas individuales como Alicia Murillo como contra colectivos como Memes Feministas o Locas del Coño. Las agresiones van, entre otras, desde conseguir cerrar tu página en las redes sociales, enviarte imágenes violentas a modo de amenaza o hacer público tu teléfono móvil. Detrás de estos casos a menudo están los usuarios de Forocoches, un foro mayoritariamente masculino donde priman los discursos machistas. Llama la atención la inactividad de la Fiscalía en la persecución del discurso del odio ante estos ataques contra activistas feministas.

Todas ellas constituyen agresiones a defensoras de derechos humanos, como también lo son los insultos y agresiones machistas por parte de las fuerzas de seguridad en la represión de manifestaciones. O las denuncias de violencia sexual perpetrada por parte de la Policía Nacional y la Guardia Civil en el marco de la represión del pasado 1 de octubre en Cataluña. O la imputación judicial de la psicóloga y de la responsable del Centro Municipal de la Mujer de Maracena (Granada) que atendían a Juana Rivas.

 

4.

Y también en el ámbito privado

Pero las agresiones a las defensoras de derechos humanos también pueden provenir de nuestras propias compañeras y compañeros de movimientos o de nuestras familias. Nos referimos a la poca valoración que se hace de nuestro trabajo y de nuestras aportaciones como activistas, a la presión que recibimos por “desatender” las tareas domésticas o de cuidado, y también a agresiones más graves como casos de violencia machista.

Recientemente hemos vivido el caso de La Trama Feminista, que lanzó una campaña de denuncia de agresiones sexuales contra varias mujeres por parte del cantante del grupo Itaca Band, lo que ha derivado en una campaña de desprestigio contra ellas con el apoyo en bloque de importantes organizaciones de la izquierda e incluso apoyo institucional a la banda musical y al cantante, acusándolas de mentir en la denuncia de agresión machista.

 

5.

Podemos organizarnos para protegernos mejor

¿Y qué podemos hacer ante estas agresiones?

  • Crear alianzas con las mujeres de otros movimientos sociales. Muchas de las agresiones que reciben las activistas feministas las reciben también defensoras de otros movimientos como el ecologista, el antirracista, el derecho a la vivienda o muchos otros.
  • Profundizar en el análisis de estas agresiones y denunciarlas, y hacer uso de los mecanismo de protección a defensores y defensoras de derechos humanos que se han venido desarrollando en todo el mundo en los últimos años. Un ejemplo es el mecanismo de denuncia de la Relatoría de Naciones Unidas sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos, mencionado arriba.
  • Fortalecer nuestras capacidades específicas para protegernos. En este sentido, son muy útiles iniciativas como la de Donestech, que ha organizado una formación para activistas y defensoras de derechos humanos feministas y LGTBIQ “para comprender y detectar violencias y ataques machistas en internet y las redes sociales así como para desarrollar estrategias individuales y colectivas de autodefensa y cuidados digitales”.
  • Apostar al autocuidado, aprendiendo de las experiencias de las compañeras de Centroamérica y México. Tenemos el reto de conocer mejor su concepto de protección integral feminista y de pensar cómo crear redes de apoyo mutuo.
  • Pero, sobre todo, seguir fortaleciéndonos y seguir creciendo como movimiento de mujeres y feminista. Un movimiento fuerte es más capaz de hacer frente a estas agresiones.
En Calala queremos seguir trabajando en mejorar la protección de activistas feministas y defensoras den los derechos humanos en el Estado español. Si quieres compartir con nosotras tu caso, tienes ideas sobre cómo mejorar nuestra protección o te interesa estar articulada con otras compañeras escríbenos a calala@calala.org.